22 de noviembre de 2023

EL URIBATO DESAFÍA A LA JUSTICIA

Por: Juan David Cetina Parra


La separación de poderes fue una premisa para Montesquieu, el cual planteó que debían existir tres poderes: El ejecutivo, el legislativo y el judicial, esto con el fin de controlar y evitar la concentración de poderes. Se trata así, de la ley de pesos y contrapesos, que es muy sana para una democracia, por medio de ella se persigue la independencia de las ramas del poder público. Cuando hay una concentración de poder en una sola rama, la democracia, las instituciones y las garantías constitucionales corren un peligro inminente de ser suprimidas con la imposición de una dictadura.

La Constitución de 1991, por medio de la cual Colombia se consolidó como un Estado Social y Democrático de Derecho, estableció como principio y valor fundamental de este modelo de Estado la “independencia de los poderes”, garantía según la cual, las tres ramas del poder público operarían de manera autónoma e independiente, estableciendo así limitantes al ejercicio del poder, así como la creación de entes de control, cuyo fin principal es justamente ejercer veeduría sobre las instituciones. Sin embargo, una visión crítica de la actualidad, nos permite colegir que dichas disposiciones constitucionales distan mucho de lo que sucede en la praxis; en el gobierno de Iván Duque ha habido una trampa con dicha independencia, y cuando hablo de trampa me refiero a que dos de sus ministros han retado a la Rama Judicial, al desacatar sus fallos de tutela.

El primero en desacatar las órdenes de un fallo de tutela fue el actual ministro de defensa, Carlos Holmes Trujillo, a quien la Corte Suprema de Justicia le ordenó “presentar disculpas por los excesos de la Fuerza Pública, en especial aquellos cometidos por el Esmad durante las protestas desarrolladas en el país a partir del 21 de noviembre de 2019”.

La respuesta del ministro a dicha providencia judicial fue que “ya había pedido disculpas el día 11 de septiembre de 2020”, es decir, que ya había cumplido con dicha orden haciendo alusión a un hecho que se dio antes del fallo de tutela que le exigía disculparse. Holmes Trujillo vive en un destiempo, está desubicado de las fechas, se hace el desentendido, simplemente apela a la “buena fe”; con la “jugadita”, de “ya me disculpé”, el ministro le hizo “conejo” al fallo.

A pesar de haberse rehusado a cumplir la orden de la Corte Suprema de Justicia, durante el debate de moción de Censura que se adelantó en la Cámara de Representantes, no le quedó más opción que presentar disculpas de esta forma: “Me permito reiterar que en cumplimiento de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia y el auto del Tribunal Superior de Bogotá, presento disculpas por los excesos de la Fuerza Pública durante las protestas a partir de 21 de noviembre de 2019”.

Otro de los miembros del gobierno que también retó las órdenes de la Rama Judicial fue Fernando Ruiz Gómez, ministro de Salud y Protección Social a quien, un Juez de la República, le ordenó que debía solicitar las pruebas PCR a viajeros internacionales que ingresen al país; sin embargo, el ministro dijo que no cumpliría el fallo porque existe una “imposibilidad” y “genera una situación extrema de salud pública”, como quien dice: No acato y punto.

Se puede estar en desacuerdo con una orden judicial, sin embargo, la obligación de todos los ciudadanos es acatarlo, si no fuera así, entonces que cada quien a su gusto, a su antojo, a su deseo, haga lo que quiera. Esta actitud del ministro Ruiz es propia del “Uribato”, grupo de ciudadanos que se caracterizan por ser autoritarios y por sus reiteradas actitudes de querer hacerle “conejo” a las decisiones judiciales ¿Hasta cuándo seguirán en esa tónica de desafiar a la justicia? ¿Hasta cuándo creerán que son los amos y señores de Colombia?

Los fallos de tutela para el uribato solo son buenos cuando los beneficia a ellos, solo cuando les es viable evadir su responsabilidad penal ¿No fue así con Andrés Felipe Arias, quien interpuso una tutela por medio de la cual solicitó la revisión del fallo condenatorio por su corrupción en Agro Ingreso Seguro? Pues bien, un fallo de tutela de la Corte Constitucional le concedió a Andrés Felipe Arias la oportunidad de que otra sala de la Corte Suprema de Justicia revise su condena a 17 años por el escándalo de AIS.

En el caso antes mencionado, no aparecen ni Trujillo, ni Ruiz, ni ninguno de los acérrimos aduladores del uribismo a decir que los jueces están parcializados y que, dicha orden judicial es imposible de cumplir, ahí sí les funciona y les agrada la justicia. La justicia sí, pero en beneficio de sí mismos, esta es la prioridad del Uribismo; de ahí esa idea macabra de suprimir las Altas Cortes para crear un solo órgano de cierre, una corte a su acomodo, a su antojo, como les gusta a ellos: Con impunidad.

Solo la presión de la ciudadanía puede evitar actos desproporcionados como el desacato a los fallos de tutela y providencias judiciales, hay un peligro inminente de volver trizas la independencia de la Rama Judicial, nuestro deber es defender la separación de poderes, y seguir manteniendo los postulados de Montesquieu.


Ñapa: A propósito de la necesidad de estudiar las nuevas formas de explotación en el siglo XXI y sobre de la crisis depresiva que se vive actualmente, recomiendo leer el libro “Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder”, del filósofo Byung-Chul Han.